Esto es para todas mis viajeras.
Esto es para todas las chicas nómadas.
Para todas las soñadoras y perseguidoras de cosas mejores.
Por todas mis chicas nostálgicas.
Te entiendo.
Creo que vivimos en un nuevo día y época en el que los hombres no son los únicos que salen de casa en busca de sueños más grandes. Las mujeres se han animado y se han permitido dejar que los planes de Dios florezcan en ellas; muchas veces teniendo que salir de casa. Dónde vivir en casa, casarse y tener hijos, ya no es la única meta. Donde la fe, la perseverancia y la confianza en Jesús son el Nuevo Normal en TODAS las áreas de sus vidas. Puede que esto no sea algo común para todas las chavas, pero lo es para algunas y sé que definitivamente lo fue para mí.
Después de haber salido de casa hace 7 años, con la bendición de mis papás, puedo decir que cambió mi vida para siempre. Fue la decisión más difícil que tuve que tomar, pero sentí la fuerte necesidad de buscar algo más grande que yo. Aunque no podía ver lo que estaba en mi futuro, tenía fe en que era más de lo que podía imaginar. Y así fue (y sigue siendo).
Sé que todo esto puede venir con sus pruebas, viene con lágrimas, con miedo y a veces con soledad. Puede venir con cumpleaños, días festivos y momentos especiales donde faltas tú. Puede que no siempre sea fácil, pero son momentos que crean fe. Estos momentos nos hacen perseverar y crecer en nuestro celo por Su reino, por el cielo en la tierra.
¡Quiero recordarte hoy que Jesús está contigo, sin importar dónde estés! Que lo que soñamos para nuestro futuro no se acerca a las cosas más grandes que Él ha soñado para nosotros. Aunque podemos tender a enfocarnos en los aspectos negativos de estar tan lejos de casa, aférrate a esos aspectos positivos. Aférrate a su constante respuesta en todo lo que hagas. Recuerda: ¡Estoy viviendo mi mejor vida! ¡Estoy viviendo un sueño!
Hay innumerables historias en la Biblia donde vemos el sueño de Dios floreciendo debido a la obediencia y amor: Abraham y su fe, Moisés y su confianza, Daniel y su celo, David y su perseverancia, Ester y su audacia, Juan y su convicción, Jesús y su amor. La lista puede continuar, pero al final, es Su gracia la que nos rodeará y nos llevará más lejos. Su amor que nos consolará. Su fuerza que nos protegerá. Su misericordia que nos moldeará.
¡Eres fuerte y valiente! El Salmo 84:5-7 dice: “¡Qué alegría para los que reciben su fuerza del Señor, los que se proponen caminar hasta Jerusalén! Cuando anden por el valle del llanto, se convertirá en un lugar de manantiales refrescantes; las lluvias de otoño lo cubrirán de bendiciones. Ellos se harán cada vez más fuertes, y cada uno se presentará delante de Dios en Jerusalén.”
¡Tu fuerza no se encuentra en ti, ni en el mundo, se encuentra en Jesús! Recuerda, no vives una vida normal, una donde, con el tiempo, te cansas. ¡El camino donde Jesús nos lleva es de fuerza en fuerza! ¡Qué asombroso es eso!
¡Hoy te animo a que continúes tu camino con alegría y fe! ¡Y quiero que sepas que eres amada y valiente!
Cristo Jesús,
Gracias por nunca dejarnos. Gracias por tu amor inagotable y cuidado mientras viajamos por estas temporadas. Te pido que nos recuerdes confiar y abrazar el proceso aún y cuando podamos sentirnos solas. También te pido que nos rodees de paz en momentos de incertidumbre. Que nuestra fe crezca y confianza se solidifique mientras caminamos contigo. ¡Qué nuestros corazones y mentes siempre estén puestos en ti! En el nombre de Jesús.
Amén.